El hombre actual es un individuo superestimulado. Toffler (1998) cita tres ejemplos extremos de estas situaciones de sobreestimulación:
- la guerra,
- las catástrofes
- y el shock cultural.
Si bien existen grandes diferencias entre la víctima de una guerra, de una terremoto o de la discriminación cultural que sufre un inmigrante, en todos estos casos, la excesiva cantidad de estímulos, los rápidos cambios y las grandes novedades no siempre pueden asimilarse y aparece un fracaso en la adaptación a la nueva situación.
En los casos de superestimulación encontramos, primero, pruebas de desorientación o distorsión de la realidad; segundo, síntomas de fatiga, angustia, tensión o extrema irritabilidad; y tercero, la presencia de un estado de apatía y retirada emocional, descriptas por Martín Seligman como desesperanza aprendida.
La expresión "learned helpessness" ha sido traducida al español de diversas maneras: "desesperanza aprendida", "desamparo aprendido", "indefensión aprendida". (Seligman, M.: 1991).
Seligman estudiando una variante del aprendizaje en perros a los cuales se les administraban choques eléctricos dolorosos pero no dañinos, observó que estos animales no disponían de ningún recurso que les permitiera evitar el choque; ante lo inevitable los perros aprendían que nada de lo que hicieran les evitaba recibir el choque. Luego armó una jaula con dos compartimientos divididos por una barrera, uno de los cuales tenía el piso electrificado mientras el otro no; la altura de la barrera permitía que los perros mediante un salto apropiado pudieran pasar de un compartimiento al otro.
Fueron introducidos a este tipo de jaula perros que no habían sido sometidos a choques eléctricos, inmediatamente comenzaron a correr desesperadamente de un extremo a otro de la jaula, hasta que por azar saltaron la barrera y así escaparon de las descargas eléctricas dolorosas. Al repetir ensayos saltaban más pronto al lado no electrificado, hasta que al cabo de varias exposiciones a la misma situación, saltaban al lado no electrificado en cuanto eran introducidos a la jaula evitando exitosamente todo choque. En cambio, los perros que habían sido sometidos previamente a choques inevitables, reaccionaban al principio como los otros, pero pronto dejaban de aullar, correr y saltar, se echaban en el piso y recibían pasivamente cuanto choque se les administrara, sin que esto cambiara en ensayos sucesivos. Por consiguiente Seligman y sus colaboradores establecieron la hipótesis de la indefensión aprendida.
Para Toffler (1998) , los estímulos excesivos, que implican una superestimulación, afectan al hombre en tres niveles diferentes:
- Sensorial (bombardeo de los sentidos).
- Cognoscitivo (sobrecarga de información).
- Decisorio (tensión para decidir).
El exceso de estimulación sensorial genera un gran incremento de información y, con ello, aumentan las posibilidades -y las incertidumbres- para elegir, con lo cual disminuyen las posibilidades de decidir en forma efectiva y racional.
Según algunos estudios de Naciones Unidas, desde Cristo, el conocimiento de la humanidad se duplicó en 1750 la primera vez, luego en 1900 y en 1950...hoy sucede cada 5 años, y se estima que en el 2020 se duplicará cada un mes.
Afirma el escritor H.L. Willmington (1981, 28) que cuando un niño nacido hoy termine sus estudios universitarios, los conocimientos de la humanidad se habrán cuadruplicado. Cuando ese mismo niño cumpla 50 años, se habrán multiplicado por 32. Además, el 97% de los conocimientos que se tengan entonces en el mundo habrán sido adquiridos en los 50 años desde que él nació.
Afirma también Toffler (1998) que los tumultuosos cambios que ha producido la técnica tampoco tiene precedentes en la historia del hombre, y hace una interesante comparación:
“...si los últimos 50,000 años de existencia del hombre se dividiesen en generaciones de unos sesenta y dos años, habrían transcurrido, aproximadamente, 800 generaciones. Hace sólo dos generaciones, por ejemplo que el hombre cuenta con la luz eléctrica en casa, o con el automóvil para desplazarse, o con el avión para enfrentar grandes distancias. La 800ª generación marca una ruptura tajante con toda la pasada experiencia humana, porque durante la misma se ha invertido la relación del hombre con los recursos, de pronto, la información, el conocimientos pasan a constituir los más valiosos recursos humanos...”
Hace unos años se acuñó la expresión sobredosis de información, y el análisis de los siguientes datos nos pone frente a esta realidad que constituye la “explosión de la información, aceleración del conocimiento”.
* El 80% de los científicos que han existido en el transcurso de la Historia viven hoy en día.
* Cada minuto estos especialistas añaden 2.000 páginas a los conocimientos científicos que posee la humanidad. A una persona le llevaría 5 años leer la información que generan cada 24 horas. El conocimiento impreso se duplica cada 8 años y en los últimos 30 se ha generado más información que en los 5.000 años anteriores
* Todos los días se transfiere por Internet el equivalente a 300 millones de páginas. Además Internet se multiplica por dos cada año y la World Wide Web ofrece el doble de información cada 90 días.
* El volumen de noticias e información que manejaba un hombre del siglo XVI en toda su vida es inferior al que cualquier hombre actual puede leer en una edición del New
York Times del Domingo. Dicha avalancha tiene consecuencias negativas ya que puede producir confusión e incluso atrofia mental, debido a que las informaciones emitidas por los medios de comunicación social son en su mayoría superficiales y desordenadas, imposibilitando al individuo que las recibe sacar conclusiones generales y razonar sobre las mismas.
York Times del Domingo. Dicha avalancha tiene consecuencias negativas ya que puede producir confusión e incluso atrofia mental, debido a que las informaciones emitidas por los medios de comunicación social son en su mayoría superficiales y desordenadas, imposibilitando al individuo que las recibe sacar conclusiones generales y razonar sobre las mismas.
* Se calcula que anualmente se publican más de 15.000 gacetas científicas y que a diario se editan más de 1.000 libros nuevos. Se estima que las grandes bibliotecas del mundo duplican su patrimonio cada 14 años.
* En 1970, cuando la nave Apolo 13 se perdió en el espacio, los ordenadores de la NASA tardaron 90 minutos en dar con la forma de recuperarla. Valiéndose únicamente de papel y lápiz, a un científico le hubiera tomado un millón de años hallar la solución.
* El transistor, componente electrónico fundamental de la tecnología informática, se inventó en los laboratorios Bell en 1948. En 1994, un chip de ordenador podía llegar a contener 3.100.000 transistores, más del doble que uno del año anterior. En 1996, la nueva tecnología permitió que se pudieran colocar 125 millones de transistores en un solo microcircuito, cada uno de ellos de un diámetro 600 veces inferior al de un cabello humano. Para el año 2005, un chip podrá contener más de mil millones de transistores. La capacidad de almacenamiento de información de las computadoras -basadas en la tecnología del silicio- se duplica cada 18 meses, en lo que se llama la "Ley de Moore". Según la ley de Moore, cada 18 meses, y desde hace más de 30 años, viene ocurriendo que se duplica el número de transistores que se integran en un chip, lo que se traduce en idéntico aumento de las prestaciones de los equipos electrónicos, con una progresiva disminución de los precios. Si tenemos en cuenta dicha ley en 8 años no podremos diferenciar ficción de realidad.
* En un comentario relativo a los avances recientes de la tecnología informática, el profesor Peter Cochrane, de la división de aplicaciones avanzadas de la British Telecom Laboratories, afirmó: “...existen hoy en día relojes de pulsera con más capacidad informática que algunos grandes computadores de 1970. Automóviles comunes de la actualidad poseen más inteligencia que el primer módulo de alunizaje...” ( 1 )
Toffler (1998) nos dice que el bombardeo sensorial, la sobrecarga de información y la tensión de decidir, al combinarse entre sí, producen varias formas corrientes de inadaptación individual que llega a comparar con la sintomatología esquizofrénica.
Y así, el hombre sobreestimulado buscará defensas contra tales estimulaciones, entre las cuales Toffler cita :
a) Negación de la realidad.
b) Especialización.
c) Reversión: es la insistencia en volver regresivamente a rutinas de adaptación anteriormente eficaces, pero que hoy ya no lo son.
d) Supersimplificación: el supersimplificador busca una única fórmula que explica la totalidad de los cambios que se ciernen amenazadoramente sobre él.
Todas estas conductas eluden peligrosamente la complejidad de los cambios en lo real y sólo sirven para aumentar las dificultades de adaptación.
La raiz del problema que plantea la sociedad del conocimiento es que nos encontramos con una abrumadora maraña de contenidos, datos, hechos, conceptos, que requieren que se les otorgue un significado para ser verdaderamente información. Y para poder hacer dicho salto el sujeto requiere una serie de habilidades cognitivas que le permitan otorgar significado, separando el ruido de la información, la verdad de la basura.
Cuando al dato le conferimos el valor del significado lo llamamos información, pero aún la información no es conocimiento porque el conocimiento implica la transformación de dicha información a través de los procesos cognitivos del hombre.
Cuando, a partir de una información, podemos obtener aspectos favorables o desfavorables, ventajas o desventajas, costos o beneficios, pros o contras, posibilidad o imposibilidad tenemos visibilidad de consecuencias sobre esa materia o contenido, es decir conocimiento.
Pero el conocimiento tampoco es sabiduría, es información humanamente procesada, pero sin dimensión trascendental. De allí que este conocimiento no implique necesariamente comunicación es decir, la construcción de significados compartidos.
Nunca el ser humano ha estado más comunicado, y sin embargo, paradoja de la postmodernidad, nunca se ha sentido más solo.
Y así como el conocimiento no es sabiduría, la civilización no es cultura, ya que la cultura implica cultivo interior, espiritual, y la civilización la constituyen las normas, los modales exteriores, las costumbres. Vivimos la paradoja de que el hombre nunca se civilizó más fácilmente que en esta época, pero tampoco nunca se cultivó con mayor dificultad.
Siguiendo el análisis de esta sociedad del conocimiento se pone de manifiesto la urgencia con que se deben implementar estrategias metodológicas para preparar a las nuevas generaciones a enfrentar estos desafíos.
Si bien la conclusión a la que llegan los especialistas más serios, es que esta nueva era del conocimiento producirá un florecimiento de la cultura y la ciencia que hará palidecer los logros del Renacimiento y la Ilustración. Todos coinciden también en afirmar que no se vislumbra de la misma manera, un camino de desarrollo que apunte hacia un Humanismo promisorio.
Este es el guante que debe recoger la educación.
Beatriz Pizarro de Zulliger
3 comentarios:
La verdad es intersante leer trabajos de esta categoria, ya que nos ayuda entender mejor cuando se habla del tema neuropedagogia.La neuropedagogia como ciencia es pues verdad que esta obligado estudiar todo los conceptos sobre el desarrollo Humano ya que de ello depende los cambieos sustanciales en la Educación que se desarrollan en los paises de Latino America y en el Mundo entero.
Hoy en dia es nos es importante el desarrollo de la Neuropedagogia, ya que los maestros para facilitar aprendizaje debemos saber ¿como funciona el cerebro humano?,¿como controla el cerebro a la fisiologia humana? ¿que factores se debe tener en cuenta en el desarrollo de la anatomia?¿por que la biologia molecuar es inportante en el estudio neuropedagogico? ,la verdad seguir preguntandonos seria infinito ya que hay un conjunto de inquetudes que nos incitan y arrebatan seguir explorando sobre este tema interesante para los innovadores.
La neuropedagogia no es ciencia, es solo el abordaje de la pedagogia del tema del funcionamiento de las neuronas a la luz de la neurociencia que sí es CIENCIA propiamente dicha. A la pedagogía como tal sólo le corresponde ilustrar desde su propia metodología sobre el tema, por eso no hay que confundirla con la neurociencia.
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