El
cerebro humano es el objeto más complejo del universo y el gran
poema de la materia. Su
capacidad es única, prácticamente infinita.
Es
capaz de hacer cosas absolutamente asombrosas que ninguna máquina es
capaz de imitar, como sentir tristeza, alegría, imaginar o decidir.
Por
más perfecto ysofisticado que sea el mayor súper-ordenador del
planeta, no es capaz de crear un poema, pintar un cuadro, trasmitir
sentimiento en una melodía, o emocionarse con el recuerdo del olor
de nuestra infancia. La máxima complejidad creada por el hombre, es
incapaz de realizar el acto más sencillo de nuestra existencia:
sentir.
Los científicos
han comprobado que nuestro cerebro está constituído por 100.000
millones de neuronas, o células cerebrales, que se conectan entre sí
(cada una con otras 10.000) conformando una red que es 100 veces más
compleja que la red telefónica mundial.
Si
pudiéramos estirar estos cables nerviosos para medirlos
comprobaríamos que alcanzan 3,2 millones de kilómetros de largo.
Ahora bien todo este prodigio sólo consume 10 Vatios (la misma
energía eléctrica que una bombilla).
Si intentáramos
construir un cerebro similar con chips de silicio, consumiría
aproximadamente 10 megavatios, o sea una cantidad de energía
suficiente para abastecer una ciudad, pero el calor que produciría
un cerebro de silicio de tales características le haría fundirse.
Nuestra red
mental, además, pude almacenar una cantidad de información que es
igual a la suma de todos los libros de todas las bibliotecas de la
tierra.
Nuestra primera
conclusión es que el cerebro humano es la más complicada,
misteriosa y maravillosa obra de la creación. La segunda conclusión
será la que tú saques luego de leer nuestro cuento, presta atención
y analiza:
Se cuenta que en
un lejano reino había un rey que no decidía el destino de sus
prisioneros, les pedía que decidieran entre recibir la flecha letal
del mejor arquero del reino o atravesar la sombría puerta del más
allá.
Todos los presos
imaginaban cómo sería recibir la flecha mortal, pero nadie
conseguía imaginar qué había tras la puerta del más allá. se
trataba de una siniestra puerta al final de un pasillo oscuro, de
cuyo techo pendían puntas de lanzas, y en cuyas paredes, figuras
amenazadoras asechaban al prisionero. ¡Así que todos al final se
decidían por la fecha!
Cierto día, un
intrépido guerrero del ejército enemigo cayó prisionero de ese
rey. Como no podía imaginar qué podía ser peor que morir a manos
del arquero real, eligió cruzar la puerta del más allá.
¡Y así lo hizo!
caminó por el largo pasillo y cuando abrió la puerta se vió de
repente en un inmenso jardín...¡Era la libertad! Intrigado, volvió
al palacio y el rey le explicó : “ les doy a todos la posibilidad
de elegir, pero todos prefieren la muerte a ir al encuentro de lo
desconocido.”
Claro, la función
más importante de nuestro cerebro es elegir. Cada paso de nuestra
vida es una opción. Elegimos un camino, pero debemos desechar otro
...porque elegir es renunciar... y para elegir correctamente
necesitamos información, datos, hechos, circunstancias... y una
memoria capaz de guardarlos para usarlos en el momento de la
decisión...
Beatriz Pizarro de
Zulliger
1 comentario:
Hola otra vez Beatriz
Vaya si tienes cuentos curiosos. Muy buenos.
Un saludo
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