lunes, 29 de octubre de 2012

La gran decisión

Hoy nuestro blog será diferente: primero disfrutaremos el cuento y cuando tú me respondas al acertijo que plantea, analizaremos las respuestas.

El joven rey Arturo fue sorprendido y apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba furtivamente en sus bosques. El rey pudo haberlo matado en el acto, pero le ofreció la libertad, siempre y cuando en el plazo de un año hallara la respuesta a una pregunta difícil. La pregunta era: ¿Qué quiere realmente la mujer?.

Al joven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo, aquello era mejor que morir ahorcado, de modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a la gente. A la princesa, a la reina, a las prostitutas, a los monjes, a los sabios y al bufón de la corte... En suma, a todos, pero nadie le pudo dar una respuesta convincente.


Todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja, pues sólo ella sabría la respuesta. El precio sería alto, ya que la vieja bruja era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios.

Llegó el último día del año y Arturo no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle una respuesta satisfactoria a condición de que primero aceptara el precio: Ella quería casarse con Gawain, el caballero más noble de la Mesa Redonda y el más íntimo amigo de Arturo. El joven Arturo le miró horrorizado: era jorobada y feísima, tenía un solo diente, despedía un hedor que daba nauseas, hacía ruidos obscenos... Nunca se había topado con una criatura tan repugnante.

Se acobardaba ante la perspectiva de pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él esa carga terrible. No obstante, al enterarse del pacto propuesto, Gawain afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su compañero y la preservación de la Mesa Redonda.

Se anunció la boda y la vieja bruja, con su sabiduría infernal, dijo: Lo que realmente quiere la mujer es: "¡ser la soberana de su propia vida!"

Todos supieron al instante que la hechicera había dicho una gran verdad y que el joven rey Arturo estaría a salvo. Así fue: al oír la respuesta, el monarca vecino le devolvió la libertad. Pero, menuda boda fue aquella,... asistió la corte en pleno y nadie se sintió más desgarrado entre el alivio y la angustia, que el propio Arturo.

Gawain se mostró cortés, gentil y respetuoso: La vieja bruja hizo gala de sus peores modales, engulló la comida directamente del plato sin usar los cubiertos, emitiá ruidos y olores espantosos.

Llegó la noche de bodas: Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial aguardaba a que su esposa se reuniera con él,... ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre desearía ver....

Gawain quedó estupefacto y le preguntó que había sucedido. La joven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto atractivo. 
Entonces le preguntó:

¿Cuál prefería para el día y cual para la noche?
¡Qué pregunta cruel!... Gawain se apresuró a hacer cálculos...
¿Quería tener durante el día a una joven adorable para exhibirla ante sus amigos y por las noches en la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa?

¿O prefería tener de día a una bruja y a una joven hermosa en los momentos íntimos de su vida conyugal?... Ustedes ¿qué hubieran preferido en lugar de Gawain qué hubieran elegido? Contéstame al correo bzulliger@gmail.com.
Beatriz Pizarro de Zulliger

1 comentario:

Señor de las Pinzas dijo...

Bonito cuento. Que quiere la gente: que no los critiquen, ni los manipulen y que les dejen hacer lo que les de la gana. Esa es mi respuesta